La Metoclopramida es un medicamento inhibidor de la sensación de la náusea y el reflejo del vómito. Actúa directamente en el proceso gástrico-intestinal, aumentando en algunos casos la movilidad digestiva y en otros reduciéndola.
Es recomendable utilizar este fármaco con precaución y por prescripción médica, ya que su aplicación más efectiva es con inyección intramuscular o intravenosa. También se consume en tabletas, con sus respectivas restricciones.
Si es aplicado por iniciativa propia, hay riesgo de una falta de cuidado o de un exceso en la dosis. Es indispensable recurrir a los profesionales para suministrarse la Metoclopramida.
¿Para qué sirve la Metoclopramida?
La Metoclopramida es un auxiliar en situaciones de salud que pueden provocar un vómito constante. Está clasificado como un antiemético, término que significa “opositor de la émesis o vómito”.
La Metoclopramida sirve para:
- Regular el movimiento digestivo, sobre todo cuando se ve alterado por interacciones medicamentosas.
- Controlar el impulso vomitivo por afecciones propias del embarazo.
- Regular el vómito continuo que se produce por tratamientos agresivos como la radioterapia o la quimioterapia.
- Controlar el flujo gastroesofágico en tratamiento de la hernia hiatal.
- En pacientes diabéticos, la metoclopramida es utilizada para tratar la gastroparecia, y en este caso se utiliza un medicamento de ingestión oral o administrada en forma parenteral según lo decida el médico.
- Complementar el tratamiento de migrañas y del hipo, dosificada en forma oral.
Efectos secundarios
La Metoclopramida suministrada en exceso puede generar efectos adversos de diversa naturaleza:
- Discinesia tardía: De los términos grecolatinos “dis” que significa “dificultad”, “kinesio” que significa “movimiento, esta condición hace que los músculos se muevan involuntariamente y con intensidad. Entre estos movimientos se encuentran la masticación, los desplazamientos de la lengua, los movimientos en cejas, mejillas.
- Si el exceso es considerable, puede haber un sangrado en el sistema digestivo. Hay que tener precaución para que la hemorragia no se acentúe.
- Reducción del apetito sexual
- Micción constante e incluso incontinencia
- Diarrea
- Mareo
- Cefaleas (dolor de cabeza)
- Sensación de fatiga y debilidad
