Las emociones sirven como mecanismos que ayudan a reaccionar rápidamente ante acontecimientos inesperados y a actuar. Son procesos que se activan en el ser humano cuando detecta alguna situación que le desequilibra, que puede ser ya sea un evento positivo o un peligro o amenaza. Esto propicia que se pongan en marcha los recursos al alcance para controlar la situación.
Las emociones son propias de la humanidad; se clasifican en positivas y negativas según su aportación al bienestar o al malestar, pero todas ellas cumplen funciones importantes para la vida y su conservación. Cada emoción prepara al organismo para una clase diferente de respuesta, como el miedo, por ejemplo, que aumenta el pulso y envía más sangre a los músculos para prepararlos para una huida.
De acuerdo con las experiencias que haya tenido anteriormente, cada persona va a experimentar una emoción de una forma particular. Esto depende también de su aprendizaje y de la situación tal cual. Algunas de las reacciones fisiológicas y de comportamiento que desencadenan las emociones vienen desde nacimiento, mientras que otras se pueden adquirir con el tiempo.
Otras reacciones se aprenden al vivir directamente la experiencia, como el miedo o la ira, pero la mayoría de las veces se aprende al observar a las personas de nuestro alrededor. Aquí se destaca, por supuesto, la importancia de que los padres y los maestros estén presentes como modelo ante los niños.
Las emociones sirven para:
- Relacionarse con la realidad
- Reaccionar ante los eventos que suceden
- Desenvolverse adecuadamente en la sociedad
- Responder de acuerdo con los estímulos exteriores
- Complementar nuestro instinto de supervivencia
- Interactuar con las circunstancias para abordarlas mejor
Todas las emociones son adecuadas. No existe, tal cual, una emoción buena o mala. Las emociones se caracterizan por ser energía, por lo que la única energía negativa es la que no se emite y se queda estancada. Por ello, es necesario expresar las emociones negativas que siguen ahí dentro, y que pueden desencadenar grandes problemas.
¿Cuáles son las emociones?
Todas las emociones se agrupan en seis grandes grupos:
- Miedo
- Sorpresa
- Aversión
- Ira
- Alegría
- Tristeza
El miedo es una emoción que anticipa una amenaza o peligro, ya sea real o imaginario, que produce ansiedad, incertidumbre e inseguridad. Sirve para alejarnos de ese peligro y actuar de forma cautelosa, con el fin de mantenernos a salvo, tanto psicológica como físicamente.
La sorpresa es un sobresalto, asombro o desconcierto transitorio que permite una aproximación cognitiva para saber lo que está ocurriendo. Sirve para orientarnos, saber qué hacer ante una situación nueva y actuar tomando de nuestra mente los recursos necesarios.
La aversión es un disgusto hacia lo que tenemos delante. Ocurre, por ejemplo, cuando nos encontramos ante un platillo desconocido con ingredientes que nos desagradan. Esta emoción nos provoca rechazo y la primera reacción que tenemos es alejarnos.
La ira es la emoción que nos produce rabia y enojo, que aparecen cuando las cosas no resultan como queremos o nos sentimos hostigados por algo o alguien. La ira es adaptativa cuando impulsa a hacer algo para resolver un problema o dar un giro a una situación difícil. Cuando se externa de una forma inadecuada, puede ir acompañada de riesgos de inadaptación.
La alegría es la sensación de bienestar y de seguridad que percibimos cuando conseguimos que se realice algún deseo o vemos cumplida una ilusión. Esta emoción nos induce hacia la reproducción, es decir, al deseo de generar de nuevo aquel suceso que nos hace sentir bien.
La tristeza es la emoción que produce pena, soledad y pesimismo ante la pérdida de algo importante o cuando alguien nos ha decepcionado. Su función es la de motivarnos a pedir ayuda, y posteriormente llevarnos hacia una reintegración personal.
