Las proteínas son moléculas complejas formadas por la unión de varios aminoácidos. Estos últimos a su vez se constituyen principalmente por elementos como el carbono (C), el hidrógeno (H), el oxígeno (O) y el nitrógeno (N). En menor medida, pueden llevar elementos como azufre y fósforo en su estructura.
La materia que compone a los organismos vivos (sobre todo los animales y el ser humano) tiene un alto contenido de proteínas.
Estas cumplen una serie de funciones vitales:
- Ser responsables de formar tejido muscular
- Constituir el tejido adiposo
- Formar las mucosas, agentes protectores del cuerpo
- Formar el tejido de cada uno de los órganos (hay una proteína diferente para cada tejido, y por tanto, para cada órgano)
- Se encuentran también en las plantas y los hongos, participando en varios procesos biológicos
Contenido
¿Para qué sirven las proteínas?
Las proteínas son compuestos químicos fundamentales para la funcionalidad bioquímica, estructural y fisiológica de los seres vivos.
Las proteínas sirven para:
- La creación de los tejidos del cuerpo
- La formación y el aumento de la densidad muscular
- Agilizar procesos bioquímicos
- Transportar nutrientes a través del organismo
- Conservar una salud estable y fuerte
Para crear los tejidos del cuerpo
El cuerpo humano, para mantenerse conectado, móvil y funcional, se encuentra formado por proteínas. Así se describe la presencia de tejido conjuntivo, órganos y musculatura.
Las proteínas constituyen, reparan y sintetizan los tejidos, permitiéndoles atender las necesidades del cuerpo de protección térmica y química. Son el material principal para el mantenimiento constante del cuerpo.
Entre la diversidad de estructuras proteínicas, se encuentra la queratina, responsable de formar el cabello, las uñas y la piel.
Como las funciones de síntesis y regeneración requieren un suministro constante de nuevas proteínas, el cuerpo humano necesita tomarlas de las fuentes alimenticias.
Entre las destacadas se encuentran:
- Carne
- Leche y sus derivados
- Pescado
- Huevo
Estos alimentos aportan una mayor proporción de aminoácidos esenciales, cuya asimilación por el organismo humano es más rápida.
Para formación y aumento muscular
Las proteínas en su variedad estructural también ofrecen variedad de funciones, que determinan los órganos y tejidos que éstas forman finalmente.
Por ejemplo, las proteínas que conforman el tejido muscular permiten la conversión de energía tomada de los alimentos en trabajo mecánico. Este trabajo mecánico se logra a través de las contracciones musculares.
Para agilizar procesos bioquímicos
Proteínas con un alto grado de reactividad colaboran en la realización de procesos bioquímicos. A este tipo de Proteínas se les denomina enzimas, y se encuentran en los organismos participando en transformaciones bioquímicas específicas.
Las enzimas se encargan de procesar sustancias específicas. Por ejemplo, la enzima amilasa, presente en la saliva, se dedica a desdoblar el almidón, convirtiéndolo en carbohidratos (azúcares) más simples, volviendo más fácil su digestión y asimilación por el organismo.
Otro ejemplo de enzima, que sigue siendo una variante de las proteínas, es la lipasa, segregada por el páncreas; esta molécula reacciona desdoblando los lípidos de los alimentos en sustancias más simples, como la glicerina y varios ácidos grasos, para que el organismo obtenga energía de ellos.
Para el transporte de nutrientes
Hay proteínas que transportan distintas sustancias a través del organismo. Es el caso de la hemoglobina (Hb), proteína que se dedica a transportar oxígeno a todo el organismo por medio de la sangre.
Este transporte se logra gracias a que tiene una unión iónica con el hierro, elemento químico que le confiere a la hemoglobina la propiedad de atrapar el oxígeno para llevarlo consigo.
Otras proteínas encargadas de portar y transportar sustancias químicas son las hormonas, segregadas en las glándulas.
Para la conservación de la buena salud
Las proteínas tienen una relevancia extrema para la buena salud, no sólo por ser nutrientes y componentes vitales para la construcción y reparación de nuevos tejidos, sino también porque son necesarias para la producción de anticuerpos.
Su presencia determina la capacidad del cuerpo para defenderse ante inminentes infecciones. Es el caso de las proteínas que construyen las células sanguíneas leucocitos o glóbulos blancos, encargadas de combatir a los agentes patógenos.
