El ajo es el fruto de una planta cuyo nombre en latín es Allium Sativum. Es un bulbo que lleva una cáscara de varias delgadas hojas protectoras, y en su interior un grupo de dientes de diferentes tamaños. Estos dientes son su parte comestible, y los responsables de las múltiples propiedades que se le conocen.
Su origen se supone en el continente asiático, en regiones húmedas de China e India, y su uso se encuentra extendido por todo el mundo. Se tiene información de sus usos medicinales en el antiguo Egipto. Fórmulas curativas le incluían por el gran alcance que tiene para los órganos del cuerpo.
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¿Para qué sirve el ajo?
El ajo, al ser consumido como complemento en la alimentación, interviene en gran variedad de aspectos en el organismo humano. Tiene además una serie de utilidades químicas y propósitos cotidianos que lo convierten en un fruto versátil.
El ajo sirve para:
- Como alimento nutritivo
- Mejorar el sistema circulatorio
- Como diurético
- Eliminar bacterias
- Apoyar la digestión
- Prevenir el cáncer
- Ayudar a la memoria
- Calmar picaduras de insectos y heridas
- Como elemento literario
Como alimento nutritivo
El ajo lleva en su composición una amplia gama de sustancias químicas que son útiles para la fisiología humana. Entre ellas se encuentran:
- Carbohidratos: fructosa (una pentosa que se encuentra en las frutas) y glucosa (la principal hexosa, fuente principal de energía de los seres vivos).
- Aminoácidos esenciales: valina, leucina, lisina, ácido glutámico, arginina, ácido aspártico.
- Elementos minerales: potasio, calcio, fósforo y manganeso en mayores cantidades. El resto son magnesio, selenio, sodio, hierro, zinc y cobre.
- Vitaminas del complejo B: niacina (B3), piridoxina (B6), ácido pantoténico (B5), ácido fólico (B9).
- Vitamina C o ácido ascórbico.
- Aliína, compuesto químico que caracteriza al ajo, que por la acción de la enzima alinasa se transforma en alicina, y por posterior condensación de esta se forma el ajoeno.
Mejorar el sistema circulatorio
El ajo colabora aportando la aliína y el ajoeno, que se encargan de evitar la formación de coágulos en la sangre. Se asegura así un flujo sanguíneo uniforme, sin bloqueos ni turbulencias, y un estado líquido constante de esta sustancia vital.
Se combaten los peores padecimientos en cuestión cardiovascular y circulatoria, como la hipertensión, la arteriosclerosis, los infartos al miocardio, las hemorroides.
Como diurético
El consumo de ajo, en forma de solución acuosa a razón de 4 dientes por cada litro de agua, es un gran apoyo para la eliminación de líquidos corporales, relajando las funciones de la vejiga en padecimientos como el reumatismo y la gota.
Eliminar bacterias
El ajo, por algunos de sus componentes que llevan azufre, es un gran remedio natural para combatir las infecciones de los siguientes aparatos:
- Respiratorio: gripe, faringitis, bronquitis
- Digestivo: diarrea, fiebre tifoidea, ataque de Helicobacter Pylori, causante de úlceras.
- Excretor: cistitis, cólera
- Urinario: infecciones renales
Apoyar la digestión
El ajo participa dando estímulo a los siguientes órganos:
- Páncreas: Para la producción suficiente de insulina, que regula la presencia de carbohidratos en la sangre, ayudando a metabolizarlos.
- Hígado: Para filtrar los nutrientes que vayan circulando por el organismo y desechar las toxinas que queden en el residuo.
- Vesícula biliar: Este órgano colabora para la digestión y metabolismo de las grasas, complementando además las funciones del hígado.
Prevenir el cáncer
Aparentemente, los componentes sulfurados del ajo inhiben la reproducción de las células cancerosas, lográndose además la prolongación de un efecto antioxidante.
Ayudar a la memoria
Las sustancias que conforman el ajo son participantes en la segregación de los neurotransmisores, un grupo de sustancias bioquímicas que se transmiten entre neuronas para determinar las emociones y la capacidad de memoria y aprendizaje.
Calmar picaduras de insectos y heridas
El ajo, por su beneficio bactericida, desinfecta heridas ocasionadas por insectos y brotes por infecciones cutáneas y heridas por quemaduras. Las áreas afectadas avanzarán en su recuperación con el frotamiento de dientes de ajo machacados sobre su superficie.
Como elemento literario
En la literatura de terror vampírica se atribuye al ajo la utilidad de que es un agente protector contra los vampiros. Se unen numerosos bulbos para formar collares que se cuelgan en los rincones de los hogares. Así se previene la entrada de los vampiros a un sitio.
Además, cuando se ha derrotado a un vampiro insertándole una estaca de madera en el corazón, se le pone un collar para vulnerarlo mientras se encuentre inerte. Nunca se sabe si está muerto o en estado de latencia.
Este remedio ficticio se basa en una situación real: los murciélagos que se alimentan de frutos y evitan a toda costa consumir el ajo.
lo del ajo 🙂 -__-
-_-
sii es bueno